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Desde Cuba a la Argentina (página 2)




Enviado por walther Gahn



Partes: 1, 2

El mozo, me miro con una nostalgia que abría el pecho
de cualquier mortal y sincerando me respondió:
efectivamente es el país de la igualdad, de
los derechos humanos,
del progreso, esos hombres están así porque no
quieren trabajar, es eso nada más. Pero señor sus
rostros-el de los cartoneros-revelan una fatiga incomparable
¿como que no quieren trabajar?

El mozo atónito a mi pregunta, cortó la
conversación y me dejó hablando solo-es
típico de los liberales, creo. Un gesto que me
demostró cual atrasado estoy. Luego de un exhaustivo
análisis a las palabras del mozo, llegue a
las conclusión que decretado esta, esos hombres no
querían trabajar.para otros hombres. ¡Pero que
tontos! No saben que siempre se empieza de abajo, lo malo es que
tal situación parece ser inmovible. Creo que pasa por la
voluntad de cada uno, seguro que es
eso, si eso es.

Pagué la cuenta y salí de aquel
filosófico bar y dedique las horas que quedaban del
día a caminar por la plaza principal. Me llamaba la
atención los distintos grupos de
jóvenes que sentados en sus motocicletas y sus coches de
última moda, con los
parlantes al viento y la botella de cerveza en una
mano y en la otra un cigarrillo que se mostraba con tímida
pitada y del cual emanaba un olor nauseabundo; esto si me
llamó poderosamente la atención, los jóvenes
en mi país a estas horas están internados en sus
bibliotecas
particulares o en las estatales que en efecto son de ellos. Pero
no quise entrar en conversación con aquellos chicos, sus
rostros me decían no eran muy amigables.

Ya agotadas mis fuerzas y sin animo de interrogante
emprendí rumbo al hotel para descansar, ya que el día
siguiente el cronograma político me tenía preparada
una visita al interior del país.

Al día siguiente, con ruidos de bocina me esperaba el
contingente oficial para viajar a la provincia del Chaco, donde
se iba a realizar la inauguración de una fábrica
automotriz de capitales alemanes. El auto que nos iba a trasladar
hasta aquel lugar era un Mercedes Benz, era un lujo viajar en
él. Pero yo, siempre curioso comencé a modo de
interrogativo, el diálogo
con el chofer. No quiero hacer aburrido y rutinario el viaje-le
dije-dígame esta empresa que
promete invertir en su país ¿Cuántos obreros
piensa contratar? ¿Y dígame en que invierte las
ganancias las empresas de este
tipo, que por lo visto hay muchas en su país? El chofer
silencioso apretó un botón que activaba una
división de vidrio
polarizados entre los asientos traseros y los delanteros, como
que quería hablar de algo prohibido. En efecto resulto ser
que el chofer era un macabro marxista, un asesino de
sueños un opositor al régimen capitalista de
producción.

¡No hay cosa más horrible y despreciable en el
mundo que aquellos que aborrecen la libertad y la
igualdad!

Yo traté de contener mi ira mientras escuchaba hablar
con su enredada dialéctica-que nunca entendí- de la
que suelen usar con bastante cotidianidad los del "26 de julio".
Me comentaba este infeliz, que los obreros serían
mayoritariamente de los países vecinos, ya que a estos se
los contrata por más bajos salarios que a
los argentinos, y a estos últimos solo le queda los cargos
más bajos; los de mejor condición son los alemanes,
a ellos se le reserva la parte administrativa, en cuanto a las
inversiones,
es asombrosa, la que hacen en su país de origen,
desgraciadamente estos hijos de puta se aprovechan de nuestra
situación como país subdesarrollado que por su
puesto no es una etapa más hacia el desarrollo,
sino una consecuencia de este último. La Historia es siempre la misma
estos hijos del diablo saben utilizar su lema. Sobre actuadamente
le insinúe no conocer ese lema y el ávido ortodoxo
me miro de reojo, recitando al mejor estilo Romeo al pié
del balcón: "Ganarás nuestro pan con el sudor de tu
frente"- lo conoce.

Yo no repliqué nada de lo que me dijo, su rostro
revelaba una impotencia desmesurada, intranquila, ese afán
de querer y no poder. De
todas maneras no se puede entablar diálogo alguno son
"este" tipo de personas, son la espina en el talón de
Aquiles, los enemigos de la libertad y la justicia
social.

El tiempo pasaba,
cedió a bajar la ventanilla, podía ver el rostro de
mis "compañeros"-como decía Perón,
según lo que había alcanzado a leer-que
repentinamente sus miradas eran de sospecha e intriga pero creo
que sólo fue una sensación producto del
aplastante calor que esta
zona sufre, pero no me preocupa por ello, pues sabia de que todas
las personas se este territorio sagrado tienen un aire
acondicionado con que refrescarse, esto es la verdadera
justicia social, el paraíso terrenal, la libertad en su
máxima expresión.

El viaje se hacia cansador, cuando de pronto el sueño
me vence, el chofer con un gesto brusco, clava el pié en
los frenos, porque se detiene, pregunté al
desalmado-tenemos que pagar peaje, este es el primero, nos quedan
unos 14 aproximadamente. ¿Cómo que peaje? Si
señor estas rutas están en la Argentina pero no son
de los argentinos, es propiedad
privada, de una empresa
Inglesa, de esos desgraciados mal paridos que nos robaron las
Malvinas, de
esos mismos asesinos. Yo no aguanté mas tanta
máscara y decidí termina la farsa de Vayona,
confieso tuve miedo de su reacción pero actué con
cautela, declaré ser liberal, y que esta bien que el
comercio
mundial se desarrolle en estas condiciones, sino como se
mantendría esta ruta, el estado es
una máquina burocrática que sólo recauda
para los bolsillos de sus agentes impregnados de corrupción, nunca otorgan los beneficios
públicos al pueblo, en otras palabras coarta la libertad a
todos los ciudadanos. Parece que gané la discusión
señor chofer, cuando de repente un inmenso cráter
en medio de la autopista me tapa la bocota. Decía usted
compañerito, con una sonrisa burlona me había dado
el golpe de gracia. Pero no fue así, los liberales no nos
dejamos abandonados a nuestra suerte, mis
"compañeros"-repito como decía
perón-salieron en mi defensa argumentando que la empresa estaba
en proyecto de
remodelación y no solo de esta ruta sino de todas las
rutas que le pertenecen. El chofer siguió sonriendo pero
no argumento nada a su favor con lo que dio por finalizada la
enredada e imparcial manera de ver la realidad.

Al fin llegamos a la Capital,
Resistencia la
ciudad que brilla con la luz propia, la
que regocija a todo buen empresario que
de buena fe vienen a plantar su semilla de progreso ilimitado
para todos sus afortunados habitantes.

El acto de inauguración daba cita a las 18 horas, en un
club llamado "Lo Nuestro", gran cantidad de persona
asistieron al lugar, después de mucho tiempo el presidente
volvía a visitar el norte del país. Pero eso no era
importante para mí, pienso que las personalidades poco
tienen que ver con el desenvolvimiento de la historia, lo que en
realidad me importaba en forma desmedida era ver abierta las
puertas de esta nueva empresa. Hasta que por fin llegó el
momento tan esperado, las maquinas comenzaron a crujir con ansias
de devora todo "buen propósito" y el pito avisaba a la
comunidad que
un nuevo "sol salía desde el horizonte postergado"
según decían algunos poseedores del saber popular,
que yo personalmente no lograba disuadir lo que me daban a
entender.

Terminada la ceremonia el contingente de diplomáticos
en lo que se encontraba un embajador ruso, comenzó su
derrotero programado por los Asuntos exteriores. Íbamos a
visitar las escuelas secundarias de la zona. Que momento aquel,
podía ser en la cara del ruso su preocupación, en
instante se va a revelar la educación libre
frente a nuestros ojos, educación que no es
una imposición como lo es en la URSS o en mi propio
país, una educación que incluye a todos, porque
esta es un derecho inviolable de la moral
humana.

Cuando llegamos a la Escuela
Secundaria Martín Rodríguez Nº4026, nos
llamó la atención la inmensa cantidad de mesas
largas y sillas pegadas las unas a las otras. En ese momento el
ruso, con un español
tosco pregunto al director Gustavo, que además de director
era previdente del Partido Radical (un partido de derecha que nos
proporciona la democracia
liberal) ¿Qué son esas mesas y esas sillas? En
realidad lo dije más pausado ¿Qué son esas
mesas y esas sillas? El director, gran interprete del Nahual,
sonriendo respondió. Son los comedores a los que asisten
nuestros alumnos carenciados, los más humildes. El ruso me
miro con pícara mirada y con una mueca atino en silencio a
que interprete el mensaje, yo no podía dejar que el ruso
crea que soy de su misma especie. Atine a reprochar tal
afirmación ¡Como es eso de alumnos carenciados! El
director Gustavo hizo una pausa, tomo su tiempo para responderme,
y con un aire de agotadas
fuerzas y de rostro furibundo, en cuyo interior se ve la ira dejo
correr la palabra al viento y desplegó su azote verbal. De
que hay alumnos carenciados hay miles, y no sólo en esta
escuela, esto es cotidiano en todo el territorio Argentino,
muchos de nuestros chicos se mueren de hambre, se desmayan en las
aulas, otros tantos ni siquiera pueden estudiar en una oficial, o
bien porque el tiempo que demanda el
estudio es aprovechado para trabajar, o porque no tienen el dinero
suficiente para los presuntos gastos que
proporciona el material de estudio. Y eso que nos limitamos a la
escuela secundaria, ni hablar del nivel terciario o
universitario, donde las universidades sólo están
en capitales, y los pueblos chicos, ciudades lejanas quedan
excluidas del sistema
educativo, ya que los alquileres son muy elevados y nuestra
canasta básica supera los $1000, siendo que un salario de obrero
fabril apenas llega a esa suma.

Entonces, pregunte ¿Si estamos en un país de
igualdad de oportunidades? ¿Cómo se justifica esto?
El director me dijo, que ciertamente estamos en una
país(el granero del mundo replico) donde las condiciones
pueden ser otras, pero no lo son porque hace ya más de 10
años que gobiernan los peronistas. Y que es eso-pregunte-.
Es el partido de la mayoría, y como la mayoría es
ignorante, siempre están así, oprimiendo, dando
bolsones, en vez de trabajo,
acomodando personas incapaces en lugares donde no se necesita
más personal, dando
siempre beneficios a los grandes terratenientes como Batistuta o
Deanlleli, toda esa camada de oligarcas que mantiene el sistema corrupto
peronista.

Haaa.. no se trata de una crítica
al suntuoso sistema de propiedad privada, es una crítica
al peronismo.
Exactamente jamás criticaría este sistema, es lo
mejor. Seguidamente acote yo, es el sistema ideal, pero mal
implementado, es así seguro que si.

Y bien ¿Qué diferencias existen entre los
peronistas y los radicales? ¿Ambos son partidos de
derecha"¿No? Por extraña razón el director
no siguió el diálogo y se aventajo antes de que yo
prosiga, a invitarme a cambiar de tema, yo con gala de
camarería acepté su propuesta.

Sin embargo prosiguió con su crítica como
oposición y me dejo a mi y el resto de los colegas en
manos de un profesor que
nos instruiría en el plan de estudio
de la escuela, mejor dicho en los temas que se abordan en cada
materia de
acuerdo el currículo previamente establecido. El
profesor se llamaba Roberto Mordono, cuya tendencia política desconozco,
pero sus conductas, su buen porte intelectual y su apariencia
poco feliz de existir en un sistema como el que impera hace ya
más de 5 siglos en la Argentina me daban indicios de que
era un comunista, un vende patria como lo decía mi amigo
desconocido Videla y todos sus igualitos fieles seguidores de
derecha (los verdaderos patriotas). En definitiva comenzamos a
oír cada cosa, cada tontería, de aquella boca de
lengua de
fuego se escuchaban cosas como que el sistema reproductor de
chicos sin mentes, a engañado con los trazos de una
historia oficial, la historia de bronce, la de los falsos e
hipócritas pervertidos próceres. De que San
Martín era un mercenario pagado por la corona
británica, de que no cruzó los Andes a caballo sino
enfermo y en una camilla, de que luego de ver fracasada su
empresa y cobrar su dinero
depositado en el exterior se exilió en, Boulogne-sur-Mer y
no hablamos de Belgrano ese homosexual que aparte de ser un
homosexual era un monárquico, y que debido a ello
utilizó los colores borbones
para crear nuestro idolatrado trapa blanco y celeste, que no es
mas que una muestra de su
estúpida y desgraciada fidelidad a los imperialistas
godos. Cuando le preguntamos por Sarmiento, el Gran maestro, nos
miro como diciéndonos crotos, y fue previamente eso lo que
nos dijo ustedes son todos unos crotos, hasta en el extranjero se
miente sobre estos hijos de puta, me cago en la reputa-exclamo,
ese Sarmiento es un asesino de gauchos, un
hombre que
jamás quiso a su gente, a su tierra, a su
cultura, y de
el emana ese pensamiento
tan argentino, ¡siempre mirar para afuera carajo!
¡Como que si los de afuera son mejores a son más que
nosotros, se debe estar retorciendo en el infierno como un
degenerado, como un hijo de puta. El ruso experimentado en hacer
efervescencia concluye preguntado que opinaba del descubrimiento,
perdón conquista de
América. Mordono enrojeció y
temblando salió otras tantas barbaridades de su boca-yo no
puedo creer la ignorancia que hay entre mis colegas, festejan el
día de la raza cuando aquí hubo un genocidio
étnico, la mayor matanza de la historia, la más
canalla y cínica matanza, argumentando civilización
y falseando una cruz, que los católicos siempre por
costumbre falsearon, desde Constantino hasta el asqueroso papa
que se sienta en silla de oro, y que
probablemente sea el oro robado a nuestros aborígenes. Yo
no acepte tales injurias, me solté los nervios contenidos
y expuse a los cuatro vientos mi defensa al catolicismo, la
religión
liberal por excelencia. Mordono sorprendido no se achicó y
continuó su replica con aire sobrador y altivo
¡Dígame embajador cubano, que de cubano no tiene
absolutamente nada! ¿Cómo justicia que los
católicos representantes de su sexta vivan rodeados de oro
y que en el África los
buitres esperen comer a los niños
cuando dan su último suspiro, causa y consecuencia de su
desnutrición? ¿Eso no va en
contradicción a la propia Biblia? ¿O es acaso que
tiene algún cuento que
justifica tal accionar? No sea hipócrita embajador, no sea
cómplice de esos lacayos, de esos parásitos que
viven a costa del sudor de miles de desposeídos, no sea un
traidor a la revolución. Mordono no se contuvo
más, se me avanzó con extrema fuerza para
golpearme, pero gracias a mis colegas no me tuve que percatar de
mayores problemas,
lograron detener su violenta envestida. Como es sabido estas
personas se toman muy apecho lo dicho por Marx "La violencia es
la partera de la historia", no se dan cuenta que hablando las
personas se entienden, por tal motivo no me moleste. Pasado el
mal rato, mis ansias de volver al hotel se incrementaron, pero
por mala fortuna aun faltaba lo peor, asistir a una conferencia sobre
el significado de violencia, algo que me molestó mucho ya
que la mayor parte del contingente pensaba que yo era un rebelde,
de los barbudos de Fidel, un asesino, un criminal, alguien que no
respeta los derechos humanos, el derecho
a vivir. pues que tontos son, yo afortunadamente no soy uno de
ellos, a excepción soy cubano humano y derecho fiel a su
corazón
burgués como despectivamente llama el este marxismo.

En definitiva íbamos hacia el salón, donde se
realizaría dicha charla, asistía como exponentes
grandes personalidades del pensamiento reflexivo, entre ellos se
destacaba Jorge Luis Borga, Carlos Manan y uno de muy escasa
trayectoria y poca apariencia de lúcido intelectual
Rolando Casanoba. Nos habían reservado las primeras filas,
en mi país no se hace eso, es decir no privilegian al
cuerpo de diplomáticos del resto y común de la
gente. Por conocimiento
de todos en mi país no se respeta los derechos
individuales. La ponencia tenía cita a las 18 hs.,
comenzó 18.05hs., el primero que tomó el mando fue
Carlos Manan y para sorpresa mía la charla tenía el
carácter de debate,
cuestión que me fue extraña ya que en Cuba no se
puede pensar distinto en público ¡Esto si es la
libertad de
expresión! ¡Los ecos elocuentes de la
opinión subjetiva! ¡ No son palabras que se lleva el
viento!…no, no lo son.son palabras que son tomadas en cuenta
por el gobierno y que
trascienden el limite de la teoría
para ajustarse concretamente con la práctica.

Por tal carácter de la charla, se hacían
presentes militantes de una ex organización guerrillera, los del ERP (Ejercito
Revolucionario del Pueblo) que son por su cavernícola
conducta
permanecían aferrados al pensamiento leninista.

El especialista Carlos Manan se dedicó brevemente al
significado de violencia, basándose en una interminable
bibliografía,
diciendo que la libertad no se consigue a balazos como
según Augusto Sandino lo expresaba, el diálogo es
la única arma que el hombre
puede darse el lujo de usar, continuaba diciendo, cuando de
repente y por demás esperado el momento el grupo de
desacatados rompió la barrera entre el silencio y la voz,
y atronadamente se escucho la declaración imparcial en
defensa de sus propias convicciones. Ellos al igual que Manan
citaban su interminable lista de autores, claro de su tendencia
izquierdista, decían: según el subcomandante Marcos
que hay que diferenciar la violencia que proviene de arriba y la
violencia de abajo que es producto de nuestra
desesperación, de haber golpeado todas las puertas y de
nunca ser escuchados, de ver como el estado, la
junta que administra los negocios de la
burguesía, en palabras de Engels burla la dignidad de
nuestro pueblo. Hay que diferenciar bien esa violencia de la de
arriba, de la que nos impone cagarnos de hambre, de no poder
mandar nuestros chicos a la escuela, de no tener acceso a una
vivienda o no poder curarse.

Sus argumentos maquiavélicos no me convencieron, el fin
no justifica los medios-me
levante en voz-ya que por fin hacía facultad de la dichosa
libertad de expresión. Los subversivos me miraron serios y
extrañados (conocían mi origen cubano) y ante la
incertidumbre decidieron contrarrestar mi afirmación.

Ustedes – como decía José Pablo Feiman en
el libro Dos
destinos sudamericanos: Cuestiones con Ernesto che Guevara
que es una obra teatral-en el cual el che mantenía
diálogo con un universitario que preparaba su tesis horas
antes del asesinato de Ernesto en la propia Higuera boliviana. El
Ernesto de Feiman argumentaba a la misma tonta
afirmación-según ellos, lo que expondré en
los siguientes renglones sacado del propio libro de Feiman tal
como ellos recitaban de memoria:
Navarro..yo no reflexiono incorporando los efectos del miedo. No,
no hubieran muerto 30 mil jóvenes en mi desdichado
país, cada uno de los cientos de miles que no están
y yo odio la violencia porque pienso a partir de esa
catástrofe.

Che: ¿Y cuantos siguen muriendo?¿Cuántos
jóvenes, cuantos niños siguen muriendo?

Navarro. ¿Muriendo de que?

Che: ¡De hambre carajo!¡De hambre!¿O el
hambre no es violencia?

Navarro: ¡No acepto esa analogías!¿El
hambre no es violencia! El hambre es injusticia, pero no es
violencia. Los que dicen que el hambre es violencia sólo
buscan una justificación para desatar otra vez la
violencia ¡La violencia es sangre derramada,
desnutrición, estrago, aniquilamiento de los cuerpos!

Che: ¿Y que sino exactamente eso provoca el hambre en
los cuerpos? ¡Desnutrición, estrago, aniquilamiento!
Oiga Navarro.mientras recitaba la cita hace una pausa y me clava
la mirada como que quería dejarme una enseñanza, continuó, no traicione a
su generación, no vuelva a matar a sus muertos. Si a usted
y a los que piensan como usted los asusta tanto el destino que
sufrieron.Tanto, pero tanto. Si están tan asustados como
para no retomar nunca los ideales por lo que ellos lucharon,
entonces.los están matando otra vez. Primero los mataron
los militares y ahora ustedes: los cautelosos progresistas, los
campeones de los buenos modales, los hombres de corazón
tierno. En suma, los cobardes, los blandos, los obedientes, y
para rematar su teatralización dio un agregado un poco
fuera de sí, en otras palabras (terminaba) los sumisos,
los títeres de este sistema hijo de puta.

Con lágrimas en los ojos sus camaradas acudieron a
tranquilizarlo (el que expuso dicha cita) yo miraba para todos
lados, sentí la terrorífica caricia de la paranoia,
como que todos los ojos se inclinaban hacia mi ser. Estaba
incomodo en ese lugar a partir de aquella especie de
discusión. Mis colegas de Asuntos exteriores se percataron
hábilmente de tal sensación de malestar y a
través del verbo me invitaron a desalojar aquel recinto de
ideas y conflictos.

Subimos al automóvil que nos traía de vuelta al
hotel de Cáp. Federal donde por cierto hubo elecciones de
las que salió triunfante uno de los "míos" el
candidato electo pertenecía a un partido conservador. El
candidato electo es hijo de una de las mayores fortunas del
país, y por tales condiciones creó que se
encargará muy bien de repartir justicia y equidad en el
lapso de su mandato. Cuando la pesadilla parecía haber
terminado, donde por demás esta decir pase las mil y una,
nos topamos en pleno Paralelo 28 con un montonerío de
personas que quemando gomas y levantando banderas, pancartas y
afiches al son de los redoblantes y bombos, bajo las consignas de
pan y trabajo cortaron las rutas, y el transito se vio obligado a
detener su marcha.

¡Eran si, los populares piqueteros de Roberto Perfigo!
En síntesis
los que no quieren trabajar y coartan la libertad y el derecho
que tenemos los que en realidad queremos "ganar nuestro pan de
cada día". Por fortuna no reconocieron el cuerpo de
políticos diplomáticos que acompañaban el
cortejo de nuestra larga marcha, ahora detenido. Fue realmente
una suerte, debido al intento desesperado de uno de mis colegas,
quien atrevidamente se precipitó a entablar negociaciones
con el inamovible jefe piquetero. Pero todo intento fue fallido,
cada palabra era un fracaso rotundo, el barbudo atorrante era
irreductible en su decisión. Lo que me pareció
extraño fue con que soltura manejaba el enredado, con que
facilidad se empardaba con el diplomático insistente. A
cada objeción el replicaba con gala de haberse
leído muchos libro, y es raro encontrar un práctico
traga libros, como
dice el dicho, los intelectuales
son malos políticos. En conclusión el colega de
saco y corbata pedía explicaciones ¿De porque o con
que derecho cortan el acceso al transito, a la libre
circulación? El piquetero sólo se limitaba a
responder con preguntas al modo mayéutico de Sócrates.
¿Con que o porque el estado nos corta el acceso a la
educación de nuestros niños, nos priva de comer y
de tener un techo bajo el cual dormir? ¿Dígame con
que derecho el estado nos impone estas condiciones tan inhumanas,
siendo que nosotros, todos los que están aquí, y lo
que no pueden estar aún, todos ellos son trabajadores, los
que generan el valor, crean
la historia, mantienen este país tambaleante y
raquítico, porque son ellos lo que lo hacen?
También son ellos los que como limosna piden trabajo para
que disfruten del mismo un puñado de parásitos y
ricachones, esos hijos de mil puta.y no me rompa más las
bolas porque esta gente que aquí ve no se va a mover nada
hasta las 7.30 de la mañana.entendió trajecito
inconsciente, imbecil.

De no ser porque los liberales entendemos bien las distintas
posturas, se decidió esperar las largar horas que
aproximaban lentamente a la madrugada de libertad en los asientos
del Mercedes. Yo no atiné a preguntar nada, me basto con
lo que escuche, es de idiotas no entender que nosotros, los
liberales somos los que tenemos siempre la razón, o es
acaso que tienen dudas, por favor quítenselas, el Estado
no tiene porque hacerse cargo de gente irresponsable y
cómoda, lo que no me quedó claro fue eso de que
eran trabajadores, más no me interesó descifrar tal
enigma, y deducí que fue una mala interpretación creada por la fatiga y los
nervios latentes.

Finalizó aquella penuria, el reloj marcaba las ansiadas
7.30 AM, los piqueteros comenzaron el organizado despliegue de
sus tropas desfachatadas y sucias, poco a poco la ruta se fue
despoblando de los cartelones y de las pancartas. El
automóvil comenzó a rugir su motor, el chofer
puso cambio y
apretó el acelerador, para marcharnos de una vez por
todas. Cuando con la ventanilla baja; pasábamos el
último reducto de mugrosos, nos tuvimos que encomendar a
los mil santos de mi religión, el no percatarse de las
ventanillas bajas nos dio como resultado escupitajos, insultos y
unos cuantos volantes que lograron ingresar al interior del
coche, del conjunto de ellos me interesó una que tuve el
infortunio de leer, decía: "Los muertos que mataste, gozan
de buena salud", no
pude comprenderlo.

Mientras regresábamos vimos una decena de mujeres, o al
menos eso parecían, al costado de la ruta. Yo sin muchas
fuerzas pregunte a los del asiento de atrás
¿Quiénes eran esas mujeres? Ellos enrojecieron y
respondieron, como avergonzados, son mujeres que prestan servicios a
cambio de dinero. Haaa… exclame yo. Pensé, que buen
sistema tiene el gobierno, genera puestos de trabajo, que no es
pesado, donde las mujeres no son excluidas. No pregunte que
servicios son, seguramente son guías turísticas o
de seguridad vial,
eso sí el horario en que trabajan no me parece muy
saludable, pero es para beneficio de los turistas, que por lo que
se, son mayoritariamente extranjeros.

¡que felicidad vivir en este sistema tan incluyente!
Todos las desgracias que pase fueron remediados y paliados con
tan conmovedora realidad progresista y sobretodo liberal,
el trabajo
femenino, los derechos de la
mujer, la inclusión social, que dignidad muestra las
rutas de este país, como diciendo metafóricamente
este es el camino trazado por la aventura del capital individual,
del capital privado.

Ya íbamos entrando a capital, faltaba unas pocas
cuadras para llegar a la altura de la calle donde se ubicaba el
hotel, cuando para sorpresa mía, mis colegas recibieron
una llamada telefónica que traería consigo otro
golpe más, para nuestro hado, como que si estará
atrapado en un conjuro, la maldad se apoderaba de mi vida,
sentía, era por lo que escuchaba mis oídos, no
podía creerlo, aquella pálida llamado hacía
entrar en coma mi propia paciencia. El hotel donde nos
alojábamos era rematado por el banco Italiano,
sus altos impuestos
jamás fueron pagados ni respetados, por el gerente del
hotel, el cual argumentaba que el contrato era con
pesos y no con dólares. ¿Y que diferencia trae
ello? Pregunte. Mis colegas, pobres, no sabían con que
cara mirarme, y me dijeron que el país unos dos
años atrás sufrió una crisis
económica financiera, crisis que por supuesto afecto los
demás aspectos del propio sistema, sobretodo el social. En
fin antes de que ello ocurriera la moneda nacional, el peso
tenía el mismo valor que el dólar, gracias a las
privatizaciones, es decir al modelo
neoliberal que desde década del 70 rige en esta sagrada y
selecta tierra, pero luego el Banco Mundial
dejó de mimar a la patria de los grandes finalista y con
la crisis y sin el apoyo del FMI el
dólar se disparó a el triple de valor, perdiendo la
paridad con el peso argentino.

Según la explicación dada, los que
poseían dólares depositados, automáticamente
pedieron el valor actual, recibieron únicamente un peso
por cada un dólar depositado. Y también
sufrió ese cambio los contratos, donde
antes se pagaba con pesos, ahora debía hacerse con
dólares. Nada de lo que me llegaba hacía efecto en
mí, más allá de estar cansado y poco
dormido, no hacía un punto aparte, sino un punto y
seguido, para desgracia de los opositores yo era operado de
pesimismo, y como se dice en el saber popular, las penas
profundas, superadas o no se vuelven canción. Había
estado, desde mi llegada meditando con esta drástica pero
decisiva definición de mi carácter como liberal
convencido, pero no se adelanten, primero me tenían que
trasladar a un hotel, a un nuevo hotel donde me alojaría
quizás por el resto de mi vida. Terminado mi itinerario,
la mala racha hacía su despedida en estas horas que
atravesaba mi lesa humanidad, me dejaron en el Hotel que me
acogería por unos cuantos pesos que Asuntos exteriores se
encargaría de pagar, y yo simplemente insinúe
descansar, el día siguiente traería consigo la
decisión de mi existencia terrenal. Si Mahoma es el
sistema Capitalista, y según el significado
etimológico de la palabra árabe Mahoma, quiere
decir digno de admiración, yo iba a profesar el Islam que
etimológicamente significa sumisión a la ley divina.

Tomé rumbo, a las primera horas del día
siguiente, ya acostumbrado pese al cambio de domicilio y a los
desperfectos del transito, destino la embajada Argentina, para
solicitar frente al organismo un asilo político en el
país, he incluso y al mismo tiempo me desligaba de todo
lazo legal con Cuba, vale decir renunciaba a mi condición
como embajador y como cubano. Desde aquel día yo era un
hombre libre, un hijo más de Robespier y del propio
Napoleón. Ya no era propiedad colectiva, la
aceptación a mi pedido me habilitaba a no conocerme como
huésped, sino como un ciudadano naturalizado argentino,
bajo la soberanía de un país libre en todo
su accionar.

Se podrán imaginar el revuelo que se armó debido
a mi rotunda decisión, un golpe bajo para Fidelito,
seguro, la prensa de todo el
mundo me acosaba, me perseguía, me rogaba unas palabras,
una simple nota. Mis ahora pares gringos, también estaban
auto invitados en tal ceremonia. Eran muchos los enviados
yanquis, a comparación de los restantes reporteros
sajones. Yo preferí guardar silencio, y dejar que ellos
mismos redacten mi historia, ya que siempre lo hacen muy
bien.

No me inquiete en ver que decían los medios, yo era un
hombre libre, mi suerte estaba echada. Con desafiantes miradas
como la de un gladiador romano en las arenas del Coliseo,
entusiasmado por mi estirpe de noble inteligencia,
decidí con mi título de abogado y contador,
profesiones que este mundo occidental ama, buscar mi primer
trabajo asalariado.

Después de caminar horas, comencé a preocuparme.
Yo no tenía donde dormir, y para colmo de males
perdí todo contacto con Asuntos Exteriores, y sin
percatarme que el ansiado trabajo no fue encontrado.

Emprendí mi solitaria noche, comencé a detonar
mis propios miedos, no seré yo un inadaptado en estas
tierras realengas, no seré yo que no quiero progresar, no,
no puede ser eso, seguramente mañana tendré mi
primer laboro como dicen en el lenguaje
vernacular de estas tierras, producto de la inmigración italiana. Por lo pronto, y
luego de reflexionar, y estar rígido como una robusta
estatua griega, se presentó ante mis ojos, un vagabundo
(de los que no quieren trabajar) de unos 65, 70 años
aproximadamente, he insistió, pese a mi negativa a
entablar un diálogo. Se lo notaba, triste, desesperado, yo
accedí y, como ocultándome de tan escandalosa
conversación presté mi oído al
viejo piojoso en un lugar estratégico donde no
corría el riesgo de ser
observado.

-Bien dígame, porque le urge hablar, que es lo que
quiere, dinero no tengo y si tuviese no se lo daría.

-El viejo con lágrimas en las pupilas, me
contestó; yo no quiero su dinero, no lo pare para pedir
esa basura,
quería sólo encontrar la cálida y afectuosa
cercanía humana, quiero contarte lo que me
ocurrió

-Y porque a mí respondí yo.

-Porque no tengo ningún pariente, ni amigo, ni nada,
mire soy jubilado, durante toda mi vida trabaje como sereno de la
fábrica azucarera más grande del país, sin
contar los años de no recibir aporte, tengo más de
65 años bajo ese cargo. Hoy soy jubilado, tengo un sueldo
de no más de 300 pesos, no tengo casa, ya que nunca me
moleste en hacerme una, yo dormía y comía en el
propio puesto que me designo la empresa, la cual me
prometió hacer una llegado el momento. Pero ese momento
nunca llegó, como no había papeles de por medio, a
lo único que se redujeron fue a desalojarme como un
delincuente, como un ladrón. Perdónenme, es que
necesito desahogarme, no quiero molestarlo.

Yo sobreactúe y no desalenté su narración
e invite a que prosiga.

-Bien como verá soy jubilado, pero debo andar como un
vagabundo, rotoso, el dinero que gano apenas si alcanza para
comer; desgraciadamente soy enfermo del corazón y los
medicamentos para paliar mis problemas de salud son muy caros, es
decir, no los puedo comprar. Generalmente estoy agitado, y recibo
unos mareos, pero son pasajeros, creo que son del calor. Seguro
que usted cree que estoy fingiendo, que es anacrónico
pensar que un anciano enfermo no tenga para su cura, pero yo no
le estoy queriendo hacer pasar por contrabando
ninguna verdad, esta es mi realidad, y quizás la de muchos
en esta comarca de adelantados e intendencias. Tampoco reclamo
con la codicia de Cortés, no hay en mi fe un David y un
Goliat, yo sólo quiero dignidad, sólo eso,
señor, sólo eso.

Una vez que el anciano término su drama, yo solamente
me despedí tirándole una moneda (que era por
supuesto lo único que buscaba este indigente), no me
trague el verso contado y decidí dormir en un banco de una
plaza llamada Evita, donde según me comentaron en
épocas de campaña política se reparten
cajones de mercadería, ropa y algunas monedas a los que
como el viejo vagabundo, no quieren trabajar.

El sol quemaba mi rostro, las primeras brisas matutinas
acariciaban mi mal dormido cuerpo, mi rostro impresentable y mi
mal aliento se hacia sentir en las miradas amenazantes de los
peatones. Era el nuevo día, que me interesaba su
aceptación, ese día yo iba a conseguir mi trabajo,
iba a hacer pedazos las teorías
escritas en El Capital. Mientras entraba y salía de los
comercios y oficinas presentando mi currículo, me
encontré con un hombre que yacía parado en una
esquina, escribiendo poemas. Me di
a conocer, y si no era de su incumbencia contarme que estaba
haciendo, me prestaba a escucharlo. El hombre amablemente me
invitó a tomar un café en
el bar que se ubicaba paralelo a nuestro punto de partida. Yo
sorprendido y animado, no rechacé la oferta y
caminamos al café. Llegamos a el, nos sentamos, pedimos
dos cortados, luego se presento, su nombre era Pablo Nervay, se
dedicaba a la poesía,
si, era un poeta.

-Y a que hace referencia sus poemas-pregunte-

-Pablo, serio, como todo solitario poeta, una vez más
me llamó al asombro, me respondió que sus poemas
tocan temas como el desamor, la muerte, el
hambre, el dolor que acarrea la esencia humana, la fragilidad de
su existencia, la impotencia.

¿Pero cómo? Pidiendo argumento sólidos de
su arte, como un
poeta escribe lo malo, cuando que su destreza debe ser utilizada
para exaltar la belleza- Altivo y arrogante, como Carlos Martel
en la Batalla de Poistern, me dijo que los poetas que escriben
con ese estilo cínico, son unos fanfarrones, sin moral ni
ética,
desligados de su compromiso y de su deber histórico. El
escribir pavadas los convierte en marionetas eficaces del
sistema. Al igual que el cantor canta no por cantar, o el pintor
pinta no por pintar, sino por mostrar una realidad, un poeta
comprometido con su pueblo escribe no por escribir, sino por y
para dar un mensaje de lucha, de pasión, de razón y
sobretodo de desesperación.

¿Desesperación, porque desesperación? Le
dije- Nervay comenzó su lento y apasionado discurso, como
un verdadero artífice de la palabra, mientras tomaba los
últimos tragos del humeante café. Escuche amigo,
estos versos los acabo de escribir, no hace más de una
hora mientras estaba en la calle, quizás le aclare algo,
quizás comprenda, que es lo que me tiene desconcertado,
porque escuche no hay en el poeta un ser inmune, sino un
sentimental, quizás abstracto sea su sentimiento, pero
vale la pena sentir lo que siento, me hace más humano,
porque siento el dolor ajeno.

Mire, me expuso su poema y espero a que lo leyera, cuando con
la vista iba a hacerlo, me sugirió que lo lea en voz alta,
la letra tenía un aspecto de nadar en ríos de
tinta, como agazapada esperando la oportunidad de dar el
resplandor, la impresión era fuerte, me incitaba como
imponente a que leyera sus versos.

Yo me resigno a perderte, yo me resigno a
amarte

Yo me imagino el futuro, yo palpo los que no lo
tendrán

Yo quisiera sonreírte, y me
sonríe la soledad

Yo quisiera acariciarte, y me golpean los
demás

Yo lucho por tenerte, aunque no te conozca

Yo te sueño por las noches, me despierta
la realidad

Yo quisiera preguntarte, yo quisiera
poseerte

Yo quisiera invitarte, a que tiñas
nuestra vida

Con tu brazo de dignidad.

Jamás olvidaré esos versos, eran muy profundos,
despertaba ternura y propenso clima
nostálgico, pero llevaba el iskra capaz de encender el
mundo, era gota de pureza violenta y ardiente como la primera
gota que cae en la lluvia de otoño. Yo sólo, luego
de haber pasado unos minutos, con una pálida mirada
hacía la nada, hice un comentario sobre su poema, lo
felicite, jamás había leído algo así.
Pero la duda se hizo nuevamente conmigo. Dígame un poeta
por lo general-se que usted es distinto, pero digo, en general
los poetas están enamorados ¿usted no lo
esta?¿no soy inoportuno, verdad?

-No, para nada, respondió, tomó su último
trago de café y me contexto de la manera más
fría que un poeta puede hacerlo frente a un espectador,
sencillamente me dijo que el amor no
existe. ¿Cómo no existe replique,
explíquese?. Perdón, no termine la frase, no existe
en este sistema, claro que no, el amor hoy se a
materializado, tiene un sentido clasista, es un baluarte
sólo de los sectores encumbrados.

El amor hoy busca estatus, confort, una buena posición
económica, eso es el amor capitalista, y ni hablar del
compromiso, todo debe ser laigh, nada seguro, se trata de pasar
un momento "agradable" y luego "si te he visto no me acuerdo",
acarreando el libertinaje, y con el las enfermedades de
transmisión sexual como el sida, la
sífilis, etc. Nuestra sociedad es
muy similar a las ciudades bíblicas: No, no eso no le
permito, ofender y comparar la Biblia, con lo que me
cuenta-enojado exclamé. No, no se altere me refiero a
Sodoma y Gomorra, las que fueron destruidas por su maldad, ojala
algún día lleguemos a ser como las ciudades que
seguían el verdadero camino de Dios, retomar las
costumbres de los primeros cristianos, donde no había
diferencia de título ni estatus y donde todas las cosas
tenían en común.

Cuando mis sentidos advirtieron que la charla se inclinaba
hacia el terreno político, decidí saludarlo a modo
de despedida.fingí haberla pasado bien, esa tarde y con
una sonrisa me alejé del café. Debía
continuar mi búsqueda.

Comencé mi penuria, otra vez la desesperación se
posicionaba sobre mí, ya estaba oscureciendo, no
había encontrado trabajo y lo peor no tenía donde
dormir.

De tanto caminar sin rumbo fijo, como el hombre griego que
buscaba la inmortalidad, cansado por su insistencia debió
conformarse con la gloria y la descendencia, yo exhausto pero sin
nada en manos deambulaba perdido cerca de un barrio
periférico, sus características no alentaban mis
esperanzas de un futuro mejor, una serie de toldos de chapas
viejas, bolsas y picanillas eran los materiales de
construcción de dichas viviendas, lo
más extraño es que en esas habitaciones muy chicas
se hacían conviviendo de ocho a diez personas, no
poseían agua potable
ni luz eléctrica. Las conclusiones son muy claras, son
personas que no tienen inculcadas las ideas de trabajo, de
progreso, quieren todo que le caiga de arriba, son una plaga para
este sistema. Sus tendales tenían una sola ropa, que
comenzaban los hombres a descolgar, ni siquiera eran originales,
todos tenían la misma camisa de grafa azul y los mismos
pantalones, ¡Que escoria humana! ¡Que infelices, ni
siquiera tienen carácter para elegir una ropa
distinta!

Cada minuto que pasaba me hacía recordar con más
ganas las cenas en el hotel donde me albergaba cuando por primera
vez pisaba este suelo. Casi todos
los días comía el famoso asado con ese grupo de
diplomáticos de Asuntos Exteriores, personas que se
ganaron lo que su posición hoy les indica, personas que
dedicaron con recelos sus fuerzas en defensa del sistema de libre
cambio.

Pero mis creencias no habían caducado, no se si era una
conducta defensiva, no lo se, pero jamás dudé de
mis convicciones, de mis futuros logros y mis próximas
metas.

Miré mi reloj de mano, sus incansables agujas me
indicaban las 2 y 30 de la madrugada, ya era tarde y no
había comido. El apuro me llevó a encaminar mis
pasos hacia un lugar más seguro donde pasaría la
noche, cuando de repente un grupo inesperado de jóvenes,
de aproximadamente 30 años me atasco. Sólo y sin
defensa alguna no podía desistirme al corriente robo de
estos barrios, de todas maneras no traía conmigo muchas
cosas de valor, sólo me quedaba mi mejor arma, la
diplomacia, en enredo con palabras debía causar efecto en
estos ignorantes, negros de mierda, chorros y atorrantes.

Para sorpresa mía los delincuentes no eran muy
ignorantes que digamos, el líder
de la banda encapuchada, juraba ser abogado, sólo que de
una clase de
abogado que el sistema no acostumbra a formar-decía
el.

Por que les digo que no eran ignorantes, verán mi
primer pregunta con la que traté de disuadir su acción
fue esta: ¿Ustedes saben que robar, expropiar la propiedad
individual, es un delito?

-El encapuchado me respondió: Tonterías
burguesas, la propiedad es el robo.

-¿Qué cosas dices? Continúe.

-Es que no a leído a José Proudhon, a Pior
Kroposkin, a Bakunin, todo lo que es producido socialmente debe
volver a la sociedad.

-No, debe volver a quien se lo ganó, replique.

-Estúpido engreído (con el revolver calibre 22
en la cabeza apuntándome me decía) El trabajo solo
existe porque el hombre se a agrupado en sociedad, sin sociedad
es imposible que exista el trabajo asalariado, es decir para el
más mínimo intercambio comercial debe existir una
relación social. Dígame ¿Con que derecho un
individuo,
cualquiera sea, se adueña del beneficio otorgado por ese
intercambio? Sin el panadero, no existiría el pan, y sin
el pan no habría panaderías, sin el hachador no
habría leña o madera, sin la
leña no habría carpinterías, etc.

Queda demostrado que el único ladrón de la
historia es el sistema capitalista de producción, ellos
son los expropiadores, los parásitos que viven a costa del
sudor ajeno.

-Con mucha valentía y enojo le grité, como si ya
no me importase nada más, usted es un maldito Anarquista,
un libertario que sólo lee obras inconclusas,
descabelladas.

Cuando de repente un culatazo en la nuca cayó mi
incuria verbal y yacía tirado en el piso, desvanecido.

La melodía tétrica de la muerte
había pasado a mi lado, pero fue sólo eso, un
sobresalto más que me recordó la sonrisa de
Caín y los edictos de los reyes persas. Estaba, sin
dinero, sin saco, sin camisa y sin zapatos, fácilmente me
podrían confundir con un "cualquiera", pero yo presumo de
altanería, no me iba a dejar derrotar por unos maleantes
incircuncisos, debía conseguir un trabajo digno, uno que
me solvente todos mis gastos y que me permita vivir como
humano.

Aunque mi suerte no lo quiera debía demostrarme a mi
mismo que aquel paraíso soñado no era un mero
sueño de la otra vida, sino algo concreto y
real. No postergue los minutos, y en la misma condición
que me dejaron emprendí el renovado entusiasmo del
encuentro entre la necesidad y el trabajo.

Fue todo tan rápido y fugaz, que no me salen las
palabras para expresar mi solemne alegría. Después
de tanto sufrimiento, un cartel indicativo con la leyenda
"aquí se buscan obreros" esperaba por mi deseosa presencia
para opacarse en una "ya no hay vacantes".

Me presente implorando, rogando de rodillas que me brinden el
acceso al puesto, comentando mi desafortunado derrotero y mi
destino sin retorno. El gerente que me tomaba los datos
comenzó a creer mi relato, se levanto de su asiento, se
dirigió a su armario y miró un periódico
de hace al menos unas dos semanas, en cuya portada encontraba mi
foto. No comento nada al respecto, sólo sonrió y me
designó obrero de la empresa. Me brindó unos
calzados y ropas con la que debía trabajar al día
siguiente.

Para mi asombro, el puesto, pese a mis títulos era de
un simple obrero, cuyo sueldo tendría la suma de 700 pesos
por mes, sin contar las horas extras.

Yo no quise quejarme, era mi primer día, tenía
que pagar el derecho de piso-seguramente, las leyes
históricas harían cambiar de rumbo esta
situación, no podía yo un abogado, ex embajador
vivir con 700 pesos, cuando que la pensión que la propia
empresa me brindaba costaba 450 pesos. Pero retarde el reclamo,
aguantaría un mes o dos hasta que la propia conciencia de los
capitalistas se de cuenta de mi desgracia, porque ellos son muy
buena gente, lo entenderían.

No era yo un simple espartaco a punto de revelarse, para nada,
confiaba en que el sistema no nos veía como simples
números, personas inanimadas que producimos cuantiosas
sumas de dinero para una minúscula cúpula de
dirigentes empresariales, no, éramos obreros, lo que con
trabajo, sacrificio y sudor algún día
progresaríamos.

Los días pasaban, lentos y pesados, hacían
sentir cada moribundo minuto.mi endeble situación estaba
lejos de mejorar.

Por una mala producción la gerencia
decidió echar a los trabajadores que bajo contrato de tres
meses vendían su fuerza de trabajo y por efecto realizar
un recorte salarial, hecho que a mí persona le
competía-No sólo que no me aumentaban el sueldo, al
contrario me disminuían, el salario iba a estar por debajo
de lo que marca la canasta
básica.

No iba a doblegarme, como hombre conocedor e instruido
poseía dignidad, era hora de decir basta, iba a renunciar
o simplemente reclamar un salario más justo, para mi y
para todos mis compañeros.

Era una nueva situación para mi, nunca me había
enfrentado directamente con una autoridad, era
la primera vez en mi vida que reclamaría algo, frente a la
omnipotencia del poder, aunque este poder sea distinto al que
conocía.

Mis nervios estallaban, pero al fin de cuentas una
fuerza interior me decía que lo que pedía era justo
y noble, sinceramente era el sueldo que no sólo me iba a
permitir vivir como a tantos otros, sino que progresar, tener
algún día mi propia fábrica, mi propia
empresa, como tantos otros.

No había más vueltas que dar, puse camino a la
oficina del
gerente, golpeó su puerta con tímida
demarcación tomé aire y esperé a que me
reciba.

Vaya sorpresa me llevó a encontrar otro hombre, cuya
identificación en su pecho decía ser el nuevo
gerente. Su aspecto era clásico, pelo corto peinado
hacía atrás, traje y corbata, un hombre que por
intuición me revelaba su compromiso con los obreros y su
actitud
bondadosa.

Aquella bondad sólo era un disfraz, resultó ser
un lobo con piel de
cordero. Luego de discutir horas en la oficina sobre la
cuestión salarial, me resignó a convencerme y de
una soberana actitud se levanta de la silla, se dirige al
archivo, busca
unos papeles para leérmelas, entre ellos un diario
viejo.

Presento los papeles sobre la mesa del escritorio. Era el
nuevo contrato, el que me decía que trabaje por el sueldo
que hoy percibo, prescripto bajo la condición de
ningún aumento y de ningún reclamo. El sólo
hecho de no aceptar me ubicaba en la calle.

Yo no tenía otra opción, o era esa
imposición o era la otra, el hambre, la miseria, la pobreza.

Agachando la cabeza debí retirarme de la oficina
después de haber firmado, cuando el gerente con una risa
burlona me ordeno escucharla tapa del diario viejo, tapa que
mostraba al Comandante Fidel Castro,
hablando sobre mi tema en particular; los renglones que me
leyó nuevamente no los comprendí, nada de la
izquierda comprendo, ni siquiera me llamaron la atención,
lo que se lo hizo fue su título en gran de que tampoco lo
entendí, decía algo así. "Dejen que los
muertos vayan con sus muertos".

 

 

 

Autor:

Walther Gahn

lievdavidovich[arroba]hotmail.com

Partes: 1, 2
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